Los habitantes de Gaza se abastecen por medio de camiones cisterna que cogen el agua en un pozo controlado por las autoridades. La extracción excesiva del agua ha roto el equilibrio natural de los acuíferos y ha acabado en una salinización de los suelos y de las propias napas, convirtiendo el agua en impropia para su consumo y para los cultivos.

Por otro lado, el vertido de aguas residuales (no tratados) al medio ambiente junto con los productos agrícolas y fertilizantes, ha producido un aumento en los niveles de nitrato en el agua subterránea. El bloqueo de la Franja de Gaza impuesto por Israel ha impedido la entrada de materiales necesarios para arreglar, mantener, y modernizar las depuradoras, así como el combustible necesario para su funcionamiento.
© Laurent Weyl