la introducción directa o indirecta, como
consecuencia de la actividad humana, de sustancias o
calor en la atmósfera, el agua o el suelo, que puedan ser
perjudiciales para la salud humana o para la calidad de los
ecosistemas acuáticos, o de los ecosistemas terrestres que
dependen directamente de ecosistemas acuáticos, y que
causen daños a los bienes materiales o deterioren o dificulten el disfrute y otros usos legítimos del medio
ambiente.