Hasta hace poco tiempo, las evaluaciones de los usos del agua de las personas, la actividad productiva o el ambiente se realizaban exclusivamente midiendo o estimando las captaciones de las fuentes superficiales o subterráneas. Se ignoraba casi por completo que la producción de bienes y servicios finales se realiza en largas cadenas de producción, cada uno de cuyos eslabones tiene unas necesidades específicas de agua y unos impactos sobre el recurso. El indicador que se ha denominado 'huella hídrica' o 'huella del agua' trata de suplir esta deficiencia, buscando evaluar el nivel de apropiación e impacto sobre los recursos hídricos que requiere la producción de un bien o la prestación de un servicio a lo largo de toda su cadena de producción, incluyendo la de las materias primas y los insumos. El Prof. Arjen Hoekstra (Universidad de Twente, Países Bajos) fue quien puso las bases conceptuales y dió el nombre a este indicador de sostenibilidad. Hoy en día es calculado por centenares de investigadores, empresas y gobiernos, incluido el español, en todo el mundo como se puede ver en la web de la 'Water Footprint Network'.

La huella hídrica se mide en unidades de volumen (litros o metros cúbicos) por unidad de producto, y se compone de tres sumandos que se han denominado por colores (los colores del agua). Se define así la huella hídrica verde, que contiene la fracción de huella que procede directamente del agua de lluvia o nieve y que se almacena en el suelo en capas superficiales al alcance de las plantas; la huella azul se refiere al agua que procede o se capta de fuentes naturales o artificiales mediante infraestructuras o instalaciones operadas por el hombre; y, por último, la huella gris se refiere al volumen de agua que sería preciso para diluir los vertidos o contaminantes generados para elaborar un producto de forma que la fuente a la que se vierten mantiene la calidad ecológica exigida por la normativa.

De los tres colores de la huella hídrica, las fracciones verde y azul son medidas directas y constituyen volúmenes realmente consumidos, mientras que la huella gris tiene un carácter más teórico o contable, por cuanto sería una medida indirecta de la contaminación traducida a metros cúbicos de agua pura o de calidad.

En líneas generales el enfoque de cálculo tiene un estándar más o menos aceptado y que está  definido con mucho detalle en el Manual de Evaluación de la HH. Sin embargo, y a pesar del liderazgo de la Water Footprint Network, que lo ha promovido, han surgido al menos 10 enfoques diferentes promovidos cada uno de ellos una organización o empresa.

El concepto de huella hídrica ha sido aplicado a muchos ámbitos, contextos, procesos y productos, cada uno de los cuales tiene una motivación concreta.

La huella hídrica de un producto se calcula para conocer cuánta agua ha sido empleada en toda su cadena de fabricación. Por lo general, su cálculo va a requerir revisar las huellas hídricas parciales de cada eslabón, haciendo intervenir en el proceso a varias empresas o productores que operan en más de un país (ver presentación general). El analista debe investigar los procesos productivos concretos de cada eslabón, lo que complica el ejercicio de evaluación de la huella hídrica tanto más cuanto más complejo sea el bien estudiado. En ocasiones, una empresa quiere conocer la huella hídrica exclusiva de sus procesos productivos, pero si emplea materias primas o insumos de otras empresas su cálculo corresponderá al proceso y no al producto. Hay otras empresas que han calculado la huella hídrica, no solo del producto sino también del uso del producto, siguiendo un enfoque llamado 'de la cuna a la tumba', pero esta no es una práctica común entre otras cosas por la dificultad que encierra su cálculo. Otras empresas han calculado la HH de productos fabricados en diferentes lugares y con materias primas procedentes de lugares distintos. En algunos casos se ha estimado la huella hídrica de un producto obtenido con diferentes materias primas.

Huella hídrica (litros por pantalón) de un pantalón vaquero fabricado con fibras de algodón (Soneto TOB-1, Soneto -1, Canada, Mexical) y con fibra textil (Naikai)

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Fuente: Garrido, Chico, Montes, Almela y Solano (2012).

 

Otro enfoque se puede orientar  al cálculo de la HH de un país (ver caso de España aquí), normalmente adoptando el criterio de considerar el consumo de sus habitantes. De esta forma, hay que sumar la huella de los bienes importados y restar la huella los exportados. También se ha calculado para la agricultura y la ganadería en España. También se ha calculado con referencia a una cuenca hidrográfica (ver el caso del Guadiana y del Guadalquivir).

Ligado al ámbito de la HH de un país, figura otro indicador que ha tenido y tiene una gran repercusión en el mundo: el llamado comercio de agua virtual. Acuñado por el Prof. Anthony Allan, el AV es el agua incardinada en – o que se emplea en la producción de -– los productos que son objeto de intercambios en el comercio internacional. En España el comercio de agua virtual, tanto en importaciones como en exportaciones, ha aumentado en los últimos años.

 

Comercio de agua virtual de España (importaciones y exportaciones)

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Fuente:  El agua en España: bases para un pacto de futuro. 2012.

Fundación Botín. Eds. Aldaya y Llamas, con datos de Chico y Garrido.

 

Un tercer y último enfoque, también susceptible de innumerables derivaciones, es el que incide en la HH de estilo de vida o patrón de consumo. El acento se pone en calcular el nivel de apropriación (o necesidades) de agua que exige la producción de todos los bienes y servicios necesarios para mantener el estilo de vida de una persona durante un día o un año. Bajo este prisma, la HH resulta de la suma de las HH de todos los productos, extendiendo el análisis si es posible al lugar en que se han producido. Por ejemplo, se sabe que una alimentación más sana tiene una huella hídrica menor.

Composición (g/persona/día), huella hídrica azul y huella hídrica verde (m3/persona/año) de la dietamediterránea recomendada (izquierda) y la dieta media actual (derecha) de un consumidor adulto español.

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Fuente: López-Gunn et al. (en De Stefano y Llamas, 2012).

 

La huella hídrica está ayudando a crear conciencia sobre el impacto que nuestra forma de vida, los productos que consumimos y las formas de producción tienen sobre los recursos hídricos. Además tiene en cuenta que una parte de nuestra hídrica puede no producirse en la ciudad donde vivimos, ni si quiera en nuestro propio país. Por eso, desde hace pocos años se habla de la globalización del agua, como una forma de entender mejor las interrelaciones entre los países, sus habitantes y formas de vida, y los recursos hídricos del planeta.