Los ecosistemas acuáticos continentales y costeros, es decir los ríos, lagos, humedales, y aguas de transición y costeras, son elementos fundamentales de nuestro territorio. Durante milenios han provisto múltiples servicios esenciales para el hombre: agua para la vida, para el recreo y para los usos económicos, protección frente a inundaciones y sequías, regulación de la formación y fertilidad del suelo, articulación de paisajes e identidades, medio de recreo y disfrute, fuente de inspiración cultural y religiosa. Los ecosistemas acuáticos y ecosistemas terrestres asociados proveen además el hábitat esencial para multitud de especies animales y vegetales. Utilizando la cita de Unamuno con la que uno de los autores de este área introduce su temática: "El agua es, en efecto, la conciencia del paisaje".
Sin embargo, el uso intensivo que el ser humano ha hecho de estos ecosistemas—canalizando, represando, alterando su forma y su funcionamiento, extrayendo ingentes cantidades de agua, vertiendo en ellos nuestros residuos insuficientemente depurados—, los ha degradado hasta poner en peligro su capacidad de seguir prestándonos estos servicios. La legislación europea en materia de aguas y protección de espacios naturales pretenden hacer frente a este problema. Estas directivas y la legislación que las desarrolla en España responden a la necesidad de dotar a todos los países de la Unión Europea de una política común que nos permita abordar de manera decidida y eficaz los graves problemas de pérdida de calidad, degradación de ecosistemas acuáticos, contaminación de fuentes de suministro y riesgo de garantía de abastecimiento, a los que nos enfrentamos en toda Europa. Estas Directivas reconocen que únicamente conservando en buen estado el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos conseguiremos garantizar que nos sigan proporcionando suficiente agua, en términos de cantidad y calidad, para satisfacer nuestras necesidades de agua en el medio y largo plazo.
En esta área diversos autores tratan del funcionamiento de los ecosistemas acuáticos continentales y costeros, de los ecosistemas terrestres asociados, de sus alteraciones como consecuencia de la acción del hombre y de las medidas necesarias para su protección y recuperación, cómo objetivos básicos de la gestión del agua.