Falacia 4

“El regadío es la solución para frenar la desertificación”

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Falacia

Con cierta frecuencia se escucha la idea de que el regadío es un freno frente a la desertificación, un fenómeno que en los 80 tuvo mucha relevancia en los medios. Treinta años después, el cambio climático recibe mucha más atención que la desertificación en los medios de comunicación, pero los argumentos que se usan son muy similares.

“El agua es la única barrera que tenemos ante la desertificación que nos viene encima, acelerada por el cambio climático. Y a todo el que quiera escucharnos, le decimos siempre lo mismo: con más agua para regadío, acabaríamos hasta con la mitad de la cifra de paro solo en Andalucía”. Antonio Luque, presidente de Dcoop, el principal productor de aceite de oliva del mundo. El Confidencial, 27 de Abril 2020.

¿Por qué es una falacia?

Los ecosistemas áridos no tienen nada que ver con la desertificación, y la erosión, que erróneamente se considera la principal causa de este fenómeno en España, es además muy baja.

Los valores de erosión obtenidos en España con mediciones reales sobre el terreno en el medio natural son muy bajos, normalmente entre 0,1 y 1 Tm por hectárea y año, a excepción de zonas especiales de extensión muy limitada y ocasionados por fenómenos geológicos (movimientos neocuaternarios). Incluso si la vegetación en el medio natural es escasa o de muy bajo porte, los valores de erosión son bajos. Por tanto, ni la erosión se debe a una cubierta vegetal escasa en el medio natural ni la erosión realmente existente en España supone un proceso relevante de desertificación.

¿Sabías qué...?

En España existen zonas áridas que de forma natural y desde hace milenios tienen una cubierta vegetal de porte bajo, dando lugar a una biodiversidad muy singular, con hábitats de gran valor en el contexto europeo, ecosistemas áridos únicos que nada tienen que ver con la desertificación. Algunos de estos ecosistemas áridos han sido declarados espacios protegidos por su alto valor natural

Las nuevas superficies de regadío no contribuyen a frenar la erosión y en algunos casos pueden incluso favorecerla.

En realidad, los principales problemas de erosión y desertificación se relacionan con los usos agrícolas, especialmente por la sobreexplotación de acuíferos y agotamiento de manantiales por exceso de captaciones para riego, por la roturación de tierras inadecuadas para el cultivo con malas prácticas agrarias y por la expansión de regadíos intensivos y muy tecnificados, incluidos los invernaderos, puesto que a veces los invernaderos se adentran en zonas de elevadas pendientes a través de intensos desmontes y movimientos de tierras. De hecho, esta actividad genera erosión y provoca la entrada de grandes cantidades de sedimento en los ríos, alterando profundamente el hábitat fluvial. El riego tecnificado, además, en muchas ocasiones aumenta la salinidad del suelo y genera problemas para el desarrollo de la vegetación, lo que favorece procesos de desertificación.

Una mala gestión del agua y la expansión del regadío pueden ser causas de desertificación.

En realidad, el principal problema de desertificación en España no es la erosión, sino otros procesos ligados a la mala gestión del agua y la expansión del regadío: sobreexplotación de acuíferos, la salinización de suelos, la pérdida creciente de manantiales y humedales, lo que a su vez da lugar a pérdida de biodiversidad, deterioro del paisaje y pérdida de áreas de alta productividad biológica.

Propuestas desde la Nueva Cultura del Agua

Para mantener la salud de los ecosistemas y adaptarnos al cambio climático necesitamos disminuir selectivamente las superficies de regadío con criterios sociales y ambientales, con el fin de frenar el deterioro de nuestros ríos, acuíferos, manantiales, suelos, paisajes y ecosistemas.

Ejemplo

La biodiversidad oculta de los ecosistemas áridos

Los bosques de la España húmeda o los ecosistemas de alta montaña no son el único patrimonio biológico de la península ibérica. De hecho, los ecosistemas áridos de la península ibérica, por su gran rareza y singularidad, suponen una mayor contribución a la biodiversidad europea que los ecosistemas de interior, que comparten más rasgos comunes con los de otras zonas de Europa.

Estos espacios cuentan normalmente con una elevada riqueza de especies muy singulares y puede considerarse que son “bosques en miniatura”, con la misma diversidad de vida que una selva amazónica o un arrecife de coral. A menudo se dice que estos ecosistemas mediterráneos áridos son “puntos calientes de biodiversidad”.

Toda esta biodiversidad de las zonas áridas, lejos de ser nueva y generada por los procesos del cambio climático, es muy antigua y de gran valor, aunque muchas veces estas joyas áridas se han percibido negativamente.

Es así como se puede explicar que estos terrenos se hayan considerado en numerosas ocasiones como “baldíos” y se hayan fomentado prácticas agrícolas inadecuadas, como la instalación de invernaderos de hortalizas en zonas áridas de gran valor, que en realidad destruyen y fragmentan el hábitat de muchas especies.

Afortunadamente se empieza a reconocer el enorme valor científico, ecológico y paisajístico de las zonas áridas y muchas son ya espacios naturales protegidos, como los Barrancos de Gebas (Murcia), las Bárdenas Reales (Navarra) o el Desierto de Tabernas (Almería). La siguiente ilustración representa un ecosistema árido típico.

Glosario

Desertificación vs. ecosistemas áridos

La desertificación es la pérdida de la capacidad productiva de un determinado territorio por una gestión inadecuada y puede ocurrir por múltiples causas, como el agotamiento de acuíferos, la degradación del suelo o la salinización. Los ecosistemas áridos, en cambio, son naturales y albergan ecosistemas, hábitats y especies de enorme valor científico y ecológico. En España presentan además un gran atractivo paisajístico y muchos están protegidos.

Erosión

La erosión es un proceso natural que mueve parte del suelo de una zona, normalmente arrastrado por el agua, para depositarla en otra zona (sedimentación). En el medio natural la erosión es muy baja. La erosión sí es un problema relevante en algunas zonas agrarias, especialmente cuando no hay prácticas de conservación de suelos, como ocurre en muchos cultivos intensivos.

Alta productividad biológica

Se refiere a ecosistemas capaces de producir cada año una biomasa elevada, la cual permite a su vez el mantenimiento de múltiples especies vegetales y animales a través de distintas redes de alimentación. Esta productividad elevada suele encontrarse en torno a ríos, manantiales, humedales y otros ecosistemas naturales ligados al agua.

Bibliografía

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