De forma paralela al declive de los regadíos históricos, los cambios socioeconómicos que están teniendo lugar desde mediados del pasado siglo están promoviendo el incremento continuado del regadío en áreas como el Sureste Ibérico (Almería, Murcia y Alicante), la Costa Tropical de Málaga y otra regiones mediterráneas costeras. Estos nuevos regadíos tienen un carácter intensivo en el uso de agua, fertilizantes, tecnología y otros insumos. Estos regadíos se ubican con frecuencia en áreas con baja vocación natural para el regadío, como cuencas neógenas dominadas por margas, saladares, piedemontes y relieves con cierta abruptosidad, todos ellos de baja capacidad agrológica. Diversos cambios tecnológicos (que permiten el aterrazamiento de áreas con pendiente elevada o el cultivo sin suelo), así como el acceso a una fuente de energía barata, el petróleo, han permitido suplir esta ausencia de vocación natural para el regadío a base de un uso creciente de insumos para el cultivo, empezando por la obtención y transporte de agua, aporte de fertilizantes y modificación, en caso necesario, de la topografía a través de grandes movimientos de tierras (Martínez Fernández y Esteve Selma, 2004).

 

Pese a ciertos avances, el nuevo decreto frente a los nitratos de origen agrario mantiene las principales carencias del anterior: sin enfoque preventivo, sin límites a los fertilizantes químicos, con pocas medidas obligatorias, sin evaluación previa de las medidas y sin elementos de control y sanción. Además incluye retrocesos, al permitir excepciones al valor límite del nitrógeno del estiércol y alargar distintos plazos.

Este artículo es un capítulo del Informe OPPA 2021: https://bit.ly/OPPA-21 

 

Doñana y los regadíos de su entorno constituyen en estos momentos un laboratorio para una transición hídrica justa. Por eso es necesario abrir un debate social y democrático para desvelar algunas claves del fenómeno que hasta ahora se han ignorado.  Este es el objetivo de este Análisis sobre la explotación de las masas de agua subterránea del acuífero “Almonte-Marismas” declaradas en riesgo cuantitativo. Frente a la demagogia de las derechas sobre la “defensa de cientos de familias que ecologistas y tecnócratas de Bruselas quieren arruinar”, hay que explicar que en Doñana no solo existe un conflicto entre regadíos y ecosistemas naturales, y entre agricultores legales e ilegales. Aquí, como en el resto de España, existe un conflicto, en gran parte oculto, entre explotaciones especulativas y financiarizadas y empresas familiares, sociales y profesionales vinculadas al territorio. La estructura de las explotaciones muestra un dualismo muy marcado entre pequeñas explotaciones y grandes fincas, que perpetúa, modernizándola, la tradicional estructura dual de las agriculturas tradicionales.

 
 
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