Una catástrofe “no tan natural”
Finalmente, el Katrina tocó tierra a 80 kilómetros de Nueva Orleáns; la ciudad se había salvado del huracán. Sin embargo, cuatro quintas partes se vieron inundadas, con hasta seis metros de agua. 1200 personas murieron y hubo 28.000 millones de dólares en daños.
El progresivo hundimiento del delta (al no recibir sedimentos que colmatan los embalses), el desarrollo de diques a lo largo de cientos de kilómetros (que aceleran la puntas de crecida), el mal diseño de los muros que protegían Nueva Orleáns y la construcción de barrios para gente humilde en zonas de riesgo motivaron una catástrofe en la que la mano del hombre tuvo graves responsabilidades y en donde la vulnerabilidad de los más pobres fue tan evidente como injustificable.
Las costosas estrategias tradicionales de control de crecidas han fracasado. Tanto en EEUU como en Europa, se empieza a aplicar el principio de “dejar espacio al agua”, devolviendo al río espacios de inundación en zonas no habitadas, para ablandar sus crecidas, en lugar de pretender “dominar la naturaleza”.
Texto: Pedro Arrojo Agudo
Fotografía: Michael Appleton