Grandes presas y desplazamiento forzosos

En el año 2000, la Comisión Mundial de Presas, presentó su informe final. A pesar de
contar con la participación de gobiernos, organizaciones de afectados y cientos de
expertos, la Comisión reconoció su impotencia para precisar el número de desplazados,
que acabó estimando entre 40 y 80 millones… es decir, no sabemos cuantas.

Tan desmesurada horquilla refleja la trágica y vergonzosa invisibilidad de las víctimas.
En muchos casos, la población ni siquiera fue adecuadamente censada. Sus derechos
raramente se han visto compensados de forma justa. Los reasentamientos suelen adolecer
de graves problemas de habitabilidad (falta de agua potable, electricidad y servicios,
hacinamiento…); las tierras son pobres o improductivas y la pesca ha desaparecido. La
desvertebración social y cultural aumenta la vulnerabilidad de los desplazados, especial-
mente cuando se trata de comunidades indígenas. Todo ello genera escenarios de extrema
pobreza, hambre y graves problemas de salud.